LA GRAN APUESTA
María José Martínez Blázquez. Heraldo de Aragón
En periodos a 10 años se demuestra que los retornos anuales de un mercado diversificado siempre han sido positivos y, en la mayoría de los casos, superiores a los de la renta fija. En esta situación es extraño el compulsivo interés humano por acertar cuál será el pico y el suelo del mercado. Me recuerda a las apuestas deportivas en las que se juega por quién será el primero en marcar, el jugador que lo haga, el resultado… cuando de por sí es ya complicado acertar cuál de los dos equipos ganará.
Pocos pudieron beneficiarse de la crisis inmobiliaria, muchos perdieron su dinero por hacerlo en el momento equivocado y sin embargo, muchos inversores recuperaron su inversión (aun sufriendo la mayor crisis financiera de la historia) al cabo de 5 años, incluso con sustanciosas rentabilidades.
Debemos decidir si utilizamos nuestro dinero para invertir o para “apostar”. En el largo plazo tengo claro cuál será el que obtenga mayor rentabilidad. Uno de los grandes inversores dijo “El inversor nervioso siempre es susceptible de ser barrido del mercado por los cepillos del pesimismo”.
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