Servicio de estudios: Colaboraciones
25-05-2020

LA “NUEVA NORMALIDAD”

Marcos Sánchez. El Economista

Mucho se ha hablado en las últimas semanas del término “nueva normalidad” a la que los ciudadanos nos tendremos que adaptar cuando todo esto pase. En los mercados financieros hace tiempo que la “nueva normalidad” es acostumbrarse a una sucesión de crisis financieras, algunas de ellas de esas que raramente ocurrían una vez cada siglo.

La Gran Crisis Financiera de 2009 puso en jaque a todo el sistema financiero global. En 2012 se puso en cuestión la supervivencia de la UE con la crisis de deuda griega. Después fueron las dudas en 2015 sobre el crecimiento de China y el colapso de los precios de materias primas. Y por fin, este año, nos encontramos de forma inesperada con la crisis sanitaria del Covid-19. Todo esto amenizado con episodios intercalados de elevada incertidumbre como el Brexit y la guerra comercial.

Los bancos centrales también se han adaptado en los últimos años a su “nueva normalidad”. El BCE, como la mayoría de bancos centrales de países desarrollados, hace tiempo que decidió cruzar el Rubicón de los tipos de interés cero o negativos, lanzándose en brazos de su última y única arma en este contexto, la expansión de balance mediante compra de activos.

De hecho, su papel en esta nueva crisis se muestra esencial, como comprador de último recurso, ante el fuerte incremento de deuda pública que vamos a ver las economías periféricas de la Zona Euro y que serían compatibles con fuertes repuntes en las primas de riesgo.

En esta “nueva normalidad”, el BCE es el cortafuegos necesario para evitar una nueva crisis, en este caso de deuda soberana, antes de haber logrado superar la actual.

A mi parecer, la principal incertidumbre en esta “nueva normalidad” será ver si el círculo vicioso en el que las crisis aumentan el endeudamiento global y este se absorbe mediante compras de deuda por parte de los bancos centrales, es una solución sostenible.

Deberían ser crecimiento o avances en la unidad de Europa, los que permitiesen dibujar una solución de largo plazo en el caso de la UE. En estos momentos, la visibilidad en cualquiera de estos aspectos es ciertamente limitada.

Mientras no se produzcan avances en estos frentes, la ineludible actuación del BCE en esta “nueva normalidad” permitirá ganar tiempo necesario, pero también dibujara importantes riesgos de largo plazo, como la mala asignación de recursos y la generación de  burbujas de activos.
 
Marcos Sánchez Bienzobas, CAIA (msanchezb@ibercaja.es).
 
 
 
 
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