Servicio de estudios: Colaboraciones
24-09-2023

¿Nos compramos un abrigo?

Javier Rillo. Heraldo de Aragón

A estas alturas del año, no se puede discutir que 2023 está siendo un buen año para la renta variable con rendimientos de doble dígito. En el caso de los activos de renta fija, pese al repunte de tipos, la rentabilidad también es positiva, aunque más discreta y en gran medida por debajo de la inflación real, la que toca nuestros bolsillos, que suele ser superior a la publicada por los organismos públicos. Pero llegados a este punto, con la entrada del otoño en nuestras vidas, la inmensa mayoría de las compañías e individuos comenzamos a pensar en lo que viene el próximo año y cómo estar posicionados en términos financieros. Pese a que sea plausible que los bancos centrales bajen los tipos en algún momento durante 2024, la rentabilidad ofrecida hoy por la deuda pública -teóricamente libre de riesgo- tanto en plazos cortos como largos resta atractivo a asumir riesgos excesivos en renta variable. El menor ahorro disponible por las familias, fruto del mayor consumo realizado y encarecimiento actual de los costes financieros, posiblemente merme las expectativas de asistir a un nuevo repunte de márgenes empresariales. Y qué decir de los gobiernos, si se reduce la inflación la deuda comenzará a ser un problema y la presión fiscal, a particulares y empresas, sólo tiene un camino, que es subir. En este entorno, no se puede descartar pasar un invierno más frio de lo que nos imaginamos.

Javier Rillo_ Ibercaja Banco
Heraldo de Aragón 24/09/2023

Volver