LA RENTABILIDAD SE IMPONE A LA INCERTIDUMBRE EN 2025
Eduardo Miranda. Heraldo de Aragón
Pero más allá del claro apetito inversor, la sensación de “montaña rusa” parece haber quedado atrás. En el año de los modelos generativos, la atención vuelve a los bancos centrales. En diciembre, tanto la Reserva Federal (que recortó 25 p.b.) como el BCE (manteniendo los tipos) cumplieron con las expectativas. Esto resulta relevante porque aporta estabilidad y recuerda que cualquier valoración sigue descontándose a un tipo de interés determinado.
En España, el Ibex-35 ha registrado un comportamiento todavía más destacado (+48%), alcanzando máximos y consolidándose como uno de los focos internacionales de inversión, gracias a un perfil de beneficios más predecible y a un crecimiento relativo dentro de Europa especialmente sólido.
Mirar hacia el 2026 con optimismo es un ejercicio viable. La solidez en un contexto bullicioso y unos indicadores económicos que mejoran previsiones -tanto en EE. UU como en Europa-, junto con unos tipos de interés más bajos, invitan a pensar en un 2026 ilusionante. Confiemos en que la niebla geopolítica no termine de cubrir el camino.
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