Servicio de estudios: Colaboraciones
06-07-2020

UNA PANDEMIA LLAMADA DEUDA

Diego Orte. HERALDO DE ARAGÓN

De igual modo que en la Gran Crisis Financiera de 2008, los Bancos Centrales vuelven a actuar en modo salvavidas para hacer frente a la crisis económica originada por la COVID-19.

La necesidad de amortiguar el impacto económico y social generado por el cierre de las economías,  conlleva un aumento sin igual de los déficits fiscales y a su vez de la deuda pública a nivel mundial. El Fondo Monetario Internacional anticipa un agujero en las finanzas públicas del -11,7% y una deuda pública superior al 105% del PIB en la Zona Euro.

Por otra parte, sin una mejora de la productividad, el envejecimiento poblacional continuará drenando parte del crecimiento potencial, convirtiendo el entorno de tipos de interés “cero” en el único hábitat posible para convivir con semejante stock de deuda.

Para más inri, según analizo el Banco Central Europeo allá por 2010, si la deuda pública alcanza niveles superiores al 90% del PIB, su contribución al crecimiento económico pasa de ser positiva a negativa, debido a la forma cóncava que presenta la relación entre ambas variables.

Japón es el mayor exponente de ello, con un crecimiento económico en coma inducido y una deuda que superior a 2,5 veces su PIB. Pero… ¿Se extenderá el virus que sufre la economía nipona a la Zona Euro?
Bajo este escenario, la necesidad de acometer reformas estructurales por parte de los Gobiernos que potencien la anémica tasa de crecimiento a largo plazo, se convierte en indispensable.

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