Nos encontramos ya en el inicio del último trimestre de un año tan singular como el actual. Los mercados están sentando las bases para que sigamos con una recuperación cada vez más consolidada tanto en renta variable como renta fija privada. Varios son los puntos de esta tesis. En primer lugar: la evolución de la pandemia. En la medida que descartamos cierres totales de las economías, y el hecho de que el desarrollo de la vacuna cada vez está más cerca, va a permitir mantener cierto grado de actividad económica creciente. En segundo lugar, los fuertes estímulos globales por parte de gobiernos y bancos centrales continuarán. Globalmente representan en torno al 23% del PIB mundial. Unidos estos dos puntos, podemos afirmar ya con rotundidad que hemos pasado a una primera fase de recuperación económica, gracias a esa vuelta de la actividad económica de las industrias. Y aunque el ritmo de recuperación pueda ralentizarse, hemos visto claramente un suelo en los datos económicos. Además, el nivel de liquidez en los mercados es sorprendentemente elevado, junto a que el posicionamiento de los inversores sigue sin ser especialmente elevado, da un soporte muy importante.

No obstante, nos enfrentamos a un período en el que la volatilidad podría continuar, teniendo muy presente la proximidad de las elecciones norteamericanas y también la presentación de resultados del tercer trimestre que comienza en breve.