Servicio de estudios: Colaboraciones
14-12-2020

UNAS NAVIDADES SINGULARES

Noemí Díez. Heraldo de Aragón

 
En esta Navidad blanca (o medio gris) a la que nos acercamos el BCE ha vuelto a ser protagonista. De la mano de su presidenta Christine Lagarde aprobaba la extensión y ampliación de 500.000 millones el volumen de su programa de compra de activos contra los efectos de la pandemia, de esta forma, el volumen total del programa alcanza los 1,85 billones de euros. La desigualdad en los impactos económicos entre las diferentes regiones le seguirá permitiendo utilizar el programa de compras de forma flexible en favor de los países como es el caso de España o Italia. Las pretensiones han sido claras: ganar tiempo. Tender un puente en el tiempo mientras llega una inmunidad colectiva que ponga fin a este mal sueño.

El BCE ha explicado que estima que el precio del dinero se mantendrá en sus niveles actuales o más bajos hasta que considere que los pronósticos de inflación convergen robustamente con un nivel lo suficientemente cerca, pero por debajo, del 2%. Se advirtió que los datos económicos que están entrando indican un fuerte impacto en el último trimestre del año, más pronunciado de lo esperado, destacando que el sector servicios se ha visto perjudicado por las nuevas restricciones de movilidad.

Los mercados no han terminado de digerir del todo bien el mensaje de pesimismo, que de fondo ha ofrecido el BCE.  El propio comunicado reconocía que su objetivo era limitar los daños económicos de la segunda ola en que la Eurozona está inmersa. Está claro que la incertidumbre todavía pesa y la visibilidad escasea.
 
 
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