Servicio de estudios: Colaboraciones
25-08-2024

El valor del ladrillo

Eduardo Miranda. Heraldo de Aragón.

El comienzo de agosto dejó una tormenta de verano que sacudió los mercados, siendo la semana de mayor volatilidad desde el inicio de la pandemia. Uno de los epicentros fueron los temores sobre el devenir en el sector tecnológico, su valoración y la cuantiosa inversión en IA. El chubasco también afloró una expectativa de recorte de tipos más amplia, llevando al Euribor a su nivel más bajo desde 2022. 
 
Sin embargo, más allá del ligero alivio en la financiación de los hipotecados, los precios de la vivienda, según el INE, superan el máximo de la burbuja inmobiliaria en un 0,6% (las viviendas nuevas un 30% más caras y las de segunda mano, un -12%).
 
El exceso de prudencia tras el shock de 2008 llevó a reducir la producción de viviendas y, actualmente, los visados de obra nueva permanecen estancos en niveles bajos, en torno a 110.000 al año. No obstante, la población residente en España marcó un nuevo máximo en junio, con un crecimiento anual de más de 400.000 personas.
 
La divergencia existente provoca que no se cubran los hogares necesarios y que el tensionamiento en el precio aumente. Situación agravada en algunas ciudades por el alquiler turístico, las segundas residencias, la reducida oferta de vivienda social o factores demográficos.
 
La tangibilidad del mercado del ladrillo compara con las expectativas del sector tecnológico, pero igualmente hay que atender a sus desequilibrios, largamente manifestados durante la crisis inmobiliaria en España.

Eduardo Miranda Sancho (emiranda@ibercaja.es).
Análisis Económico y Financiero, Ibercaja.

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