MÁS MADERA
Santiago Martínez. Heraldo de Aragón
Los datos económicos no parecen tan decepcionantes como para justificar este cambio radical, pero prevalece el deseo de anticipación ante riesgos como el agotamiento del ciclo en Estados Unidos y China (en parte por la influencia de la guerra comercial) o un posible brexit sin acuerdo, y esto en un contexto en el que los precios, lejos de sobrecalentarse, crecen menos de lo esperado.
Alargar la era de los tipos bajos es una buena noticia para un mundo muy endeudado, aunque no tanto para los ahorradores que busquen rentabilidad sin asumir grandes riesgos. Y es éste el principal problema a largo plazo, ya que las distorsiones monetarias, que empezaron casi como un experimento para combatir la gran recesión, pueden provocar una asunción de riesgos excesiva y nuevas burbujas de activos inmobiliarios o financieros. Así que mientras las autoridades monetarias, como los hermanos Marx en el Oeste, echan más madera, conviene vigilar que no estén quemando el tren.
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