SOBRE PERSPECTIVAS
Cristina Gavín. Heraldo de Aragón
En un alarde de sinceridad he de confesar que en mi caso este año me está resultando difícil tener una visión clara sobre la evolución de los tipos que vamos a tener de cara a 2020. ¿A qué se deben mis dudas? Les explico, a día de hoy tenemos dos fuerzas contrapuestas que afectan de forma muy diferente a los mercados de deuda. Por un lado unas políticas monetarias laxas y un programa de compra de activos del BCE que va a mantener las emisiones netas en negativo empujando los retornos a la baja. Por otro lado, la actividad económica parece estabilizarse, y los acuerdos en materia de comercio entre EEUU y China han empujado el optimismo al alza lo que debería seguir favoreciendo un flujo hacia activos de más riesgo, es decir, renta variable, lo que generaría un repunte de tipos.
En este equilibro de fuerzas contrapuestas, quizás lo más probable es que finalmente las rentabilidades se muevan en rango a lo largo de los próximos meses, siempre que no surjan eventos no esperados que puedan hacer decantar la balanza en uno u otro sentido. Y es que como decía Rousseau “es una previsión muy necesaria comprender que no es posible preverlo todo”.
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