Research Department: Collaborations
28-01-2020

NI TODO “GROWTH”, NI TODO “VALUE”……….

Beatriz Catalán. Expansión

Vivimos rodeados de etiquetas que nos encasillan. Pero las etiquetas pueden volverse aburridas y viejas. Por ejemplo, aquel niño que de pequeño era muy tímido, y lo etiquetaban de “soso”, no tiene porqué parecerse en nada al adulto de hoy, ya que los seres humanos somos infinitamente dinámicos, la vida avanza y cambiamos, nos reajustamos en función de nuestras experiencias, y aunque es cierto que lo esencial puede permanecer inmutable, existen infinitas posibilidades de ser más allá de las etiquetas que ya conocemos.

En el mundo de la inversión, sucede algo parecido. Nos gusta mucho poner etiquetas a nuestro estilo de inversión. Tú que eres, ¿“value”? ó ¿“growth”? Recordemos al estilo “growth” como aquel enfocado en la inversión en empresas que cotizan con un múltiplo precio/libros elevado, frente al estilo “value” cuyo foco son las empresas con múltiplo bajo.  En el largo plazo, en un entorno de menor crecimiento económico y baja inflación, el estilo “growth” lo suele hacer mejor, no obstante, en el corto plazo este estilo se puede ver lastrado por cambios repentinos de percepción de riesgo de mercado, funcionando mejor el estilo “value”. Un ejemplo muy claro ha sido el pasado año, donde sectores “value” como energía y financieras, se han quedado retrasados (aunque también tuvieron sus meses brillantes), mientras que “growth” y sectores defensivos como consumo discrecional, utilities, salud y tecnología han tenido un comportamiento espectacular.

Pero quitémonos esas etiquetas. La clave del éxito va a residir en tener una buena cartera diversificada, buscando las mejores oportunidades de inversión, dónde tendrán cabida tanto los sectores “cíclicos” como los “defensivos”, las “small caps” y las “big caps”, empresas tipo “value” o tipo “growth”, etc. Y yo añadiría un apellido más, una buena cartera diversificada de forma activa.

Y es que será nuestro modelo de inversión el que nos asignará eficientemente esa cartera. Monitorizando muy de cerca las distintas variables del mismo: en primer lugar el momentum económico. Hay signos de que la actividad económica se está estabilizando. Los datos de PMI están tocando fondo, viendo mejoras en los subcomponentes de nuevas órdenes y los inventarios están disminuyendo rápidamente. Sin embargo es clave que sigamos con calma en el frente comercial para que pasemos de una estabilización a una mejora clara de los datos. La segunda variable hace referencia a las condiciones financieras. Y aquí sí que podemos afirmar con rotundidad que éstas han mejorado, gracias a ese apoyo incondicional por parte de los Bancos Centrales, dando un giro de 360 grados a las políticas aplicadas en 2018. Tercera variable de nuestro modelo: beneficios. El consenso de beneficios para este año es de un crecimiento en el entorno del 9%, tanto para EE.UU. como para la Zona Euro. Nosotros pensamos que el mercado tiene que ir reajustándose a la baja. Si estimamos un crecimiento del PIB global en el entorno del 3-3,5%, los beneficios podrían crecer como mucho un 2-3%, cifra no obstante superior a la de 2019. Cuarta variable, valoración de mercado. Es cierto que en términos de PER la valoración comienza a estar algo estresada en términos absolutos, sin embargo, comparando con otros activos como la renta fija, el binomio riesgo – rentabilidad sigue siendo muy favorable para la renta variable. Hay que tener en cuenta, que la expansión de balances por parte de los Bancos Centrales ha llevado a esas valoraciones un tanto irracionales de gran parte de las curvas de tipos. Y por último, el posicionamiento de mercado es todavía bajo. Los flujos de entrada hacia renta variable han sido negativos durante los últimos 12 meses, aunque están empezando tímidamente a darse la vuelta, el sentimiento inversor dista bastante de dar signos de euforia.

Así, hoy en día, seguimos viendo un entorno favorable, aunque con unas expectativas de rentabilidad más reducidas que el pasado año, en el que todavía siguen abiertos muchos frentes de incertidumbre (negociaciones geopolíticas) que seguirán dando volatilidad. Pero el modelo no es estático, cualquier cambio en esas variables nos llevará a una reasignación de posiciones. Por tanto ni todo “growth”, ni todo “value”, y sí una diversificación activa.
 
Beatriz Catalán Corredor
Responsable Gestión Activa, Ibercaja Gestión
 
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